Javi Gracia ya lo ha dejado bien claro: "Quien no quiera estar aquí, que se marche". Y precisamente eso es lo que puede hacer hoy Borja Rubiato. El pasado mes de junio se le colgó el cartel de transferible, pero una vez comenzada la pretemporada se le comunicó que el club contaba con él para el nuevo proyecto. La situación ha dado ahora un giro de 180 grados. La pasada semana el director deportivo Julio Fernández Peguero hablaba con su representante para terminar de concretar su continuidad, y se encontraba con la sorpresa de que el futbolista no tenía claro el seguir en el Cádiz luchando por un puesto con Toedtli, Tristán y Arriaga. Sobre la mesa Rubiato tiene tres ofertas de Segunda, una de ellas de Huesca, y precisamente el equipo de Antonio Calderón puede ser su destino.
Ahora el problema está en concretar su salida. Mientras que el jugador quiere que se le dé la carta de libertad, el Cádiz se niega a ello y sólo contempla una posible cesión a otro equipo. Económicamente no sería problema para el club amarillo, ya que es uno de los mejores remunerados del actual plantel
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