viernes, 7 de agosto de 2009
Monchi viajó por Cádiz para pregonar el Trofeo de los Trofeos
Más gaditano imposible. Con el orgullo isleño por bandera Ramón Rodríguez Verdejo cautivó al salón de plenos del Ayuntamiento de Cádiz pregonando la LV edición del Trofeo Carranza. Monchi desvelaba que antes de viajar hacia la capital gaditana no tenía muy claro qué hacer, ni cómo hacerlo. Seguro le sirvió de algo la experiencia del año pasado pregonando el Carnaval de San Fernando, pero para hablar del Trofeo de los Trofeos necesitaba ayuda, y la encontró en los lugares más pintorescos de la capital gaditana.
En sus primeras palabras reconoció lo difícil que es ser director deportivo en pleno mercado veraniego: "Necesitaría que las horas tuvieran al menos 70 minutos, los días más de 26 horas y las semanas entre 9 y 10 días", aseguraba. Pero pese a su alto nivel de trabajo planificando la plantilla del Sevilla dejó claro que "era imposible no acudir a la llamada de Antonio Muñoz para pregonar "el que es también mi Trofeo".
El primero en ayudar a Monchi a hacer el pregón fue el Puente Carranza, que tras "darle un poco de coba" le contó muchas historias: "Él mejor que nadie sabe decirme todo lo bueno que ha venido por aquí, ya que la mayoría de los llegados a Cádiz para el trofeo han pasado por él, y me ha hablado de equipos de renombre, de jugadores de ensueños, de entrenadores mundialistas, de presidentes visionarios, de aficiones universales… A pesar de que por edad, no olvidemos que el puente es mas joven que el propio Trofeo". Luego fue el Paseo Marítimo, que trajo más ayuda: "Me he sentado en la orilla dispuesto a empaparme de lo que la playa Victoria me podía aportar. Y claro, hemos hablado de las barbacoas… en mitad de la conversación ha aparecido su homóloga la Caleta, y entre las dos me han explicado que decir Trofeo Carranza, es desde un tiempo para acá, decir también barbacoas en la playa, allí en el espacio que del litoral atlántico ocupan las playas de la Victoria y La Caleta con un techo colmado de estrellas, un hervidero de gentes unidas por el buen ambiente y sin distinción de clases sociales, se reúnen multitud de amigos y amigas, junto al calor que emana de las barbacoas; y entre chuletitas, pinchitos, vasos de sangría y cerveza, disfrutan de una velada que para muchos durará hasta que brillen los primeros rayos de sol”.
También necesitó ayuda del Gran Teatro Falla, que le contó “que él conoce como nadie, aunque desde otro punto de vista a la afición del Cádiz CF, su principal baluarte”. Después haría lo propio con la Alameda Apodaca y el Muelle, hasta llegar a las Puertas de Tierra, con la que compartió la sensación que tiene el mundillo futbolístico: que el Carranza tiene el mejor cartel del verano.
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