En 1992 el Racing Club Portuense escribió trágica su historia. Militando en Segunda B tenía ante sí un futuro prometedor que apenas duró unos días. En unas horas la economía boicoteó a la entidad que acabó abocada a un descenso de categorías escalonado hasta que dio con sus huesos en categoría regional. Ahora no se quiere repetir la misma historia, pero todo va camino de ser algo parecido.
Cuando hace algunos años se hizo cargo del club Manuel Lores y se consiguió el ascenso a la división de bronce con José Luis Burgueña, nadie se esperaba que la entidad pasara por las dificultades actuales. Los problemas de Lores, el batacazo inmobiliario y una recalificación del José del Cuvillo que nunca llegó, provocó que las deudas continuaran aumentando. EL siguiente capítulo fue la dimisión de Lores y la deriva del timón de la entidad. Apareció el interés de varios grupos inversores, que sólo piensan en los terrenos del estadio, pero ninguno ha llegado a cuajar.
Ahora el Racing Portuense llegará en cuadro el domingo al Ramón de Carranza. Lo que se esperaba como un derbi vibrante entre dos equipos de la bahía, va a acabar siendo un encuentro dramático que puede ser el comienzo de la desbandada del resto de la plantilla racinguista. El técnico Alberto Ferri ya anunció tras el empate ante el Betis B que abandonará el equipo el domingo si no hay una solución económica antes. A eso no han esperado algunos futbolistas. Si la semana pasada Abel, Armada, Velázquez y Eneko decían adiós, ayer mismo Kikín, Carrasco y Anuarbe también han pedido la carta de libertad, y en breve firmarán su salida de la entidad. El 31 de enero, si nadie lo remedia, puede volver a echar el telón 17 años después.
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